ESTE LIBRO PUEDE TENER LA CURA PARA TODAS LAS ENFERMEDADES


El autor asegura que se escribió en la isla de Isquia en el siglo XV. Aunque vecina de Nápoles, no era tan visitada como esta, y el idioma que se hablaba en la zona era una mezcla de latín, lenguas romances y prerromance. Por ello mismo, aunque el alfabeto es paralelo al latín, tenía muchas letras y símbolos diferentes. Al parecer, en el texto se habla de remedios medicinales, astrología, crianza, terapias de baño, una erupción volcánica que data de 1444 (por lo que la prueba del carbono 14 fue acertada) o la soledad de las mujeres en un lugar donde las únicas presencias masculinas eran las del abad y los niños.
Durante siglos, los académicos no se habían puesto de acuerdo en el contenido del manuscrito. El doctor Gerard Cheshire solo ha necesitado dos semanas para descifrarlo, utilizando el pensamiento lateral y un poco de ingenio para identificar el lenguaje. "Experimenté una serie de momentos en los que podía decir 'eureka', seguidos de una sensación de incredulidad y emoción cuando me di cuenta de la magnitud del logro".
"Lo que revela es aún más sorprendente que los mitos y fantasías que ha generado. No sería exagerado decir que este trabajo es uno de los desarrollos más importantes hasta la fecha en cuanto a lingüística romana se refiere. Aunque está escrito en el idioma ancestral de las lenguas mediterráneas que todos conocemos -español, portugués, francés, italiano, rumano, catalán- que era hablado durante el periodo medieval, rara vez se escribían documentos oficiales o importantes de esta manera".
Cheshire afirma que el documento incluye imágenes de la reina María y su corte conduciendo negociaciones comerciales mientras se baña. "Su alfabeto es una combinación de símbolos desconocidos y otros familiares. Todas las letras están en minúsculas, se incluyen diptongos, cuadrilongos o quintofondos para la abreviatura de componentes fonéticos. También incluye algunas palabras y abreviaturas en latín".
EL HOMBRE QUE LE DA NOMBRE
Wilfrid Voynich fue un bibliófilo y coleccionista polaco. Regentaba una librería con su mujer. En 1912 compró varios libros de saldo en un monasterio jesuita de Italia; entre ellos, el famoso manuscrito al que dio nombre. Emigró a Estados Unidos con él. A su muerte, lo heredó su viuda, que, a su vez, lo entregó a una empleada de la librería, Anne Nill. Esta lo vendió a un marchante, Hans Kraus, que no pudo encontrar comprador y lo legó en 1969 a la Universidad de Yale, donde se conserva desde entonces.
Los escépticos
No obstante, algunos se muestran escépticos con el supuesto logro. La doctora Kate Wiles, experta en Historia Medieval, lingüista y editora de 'History Today' dice que estas 'nuevas teorías' sobre el manuscrito surgen cada cierto tiempo. "Por lo menos cada seis meses, ha habido dos en el último año. Cheshire está abogando por un lenguaje compuesto de palabras extraídas de muchos lugares y periodos, juntos no crean algo verdaderamente convincente como para pensar en un lenguaje viable. Una de las razones por las que el manuscrito de Voynich es tan atractivo es debido a todos sus jeroglíficos, no puedes tener a una única persona que diga que lo ha descifrado, debe ser un consenso general por parte de todos los académicos".
Cheshire se defiende, optimista: "Mi estudio ha sido revisado y verificado por otros académicos. No es necesario persuadir a nadie, los lingüistas e historiadores ya investigarán el manuscrito a su debido tiempo. El alfabeto y sistema de escritura se han expuesto completamente para que sean otros los que traduzcan cada palabra, frase u oración". Reconoce que llevará tiempo, pues consta de más de 200 páginas. "Han sido abiertas para que los académicos exploren y revelen, por primera vez, su verdadero contenido lingüístico e informativo".
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